3. El Templo de la Capilla

Entramos en el templo, donde una abundante y rica decoración renacentista, y aun barroca, llama nuestra atención. Pero no renunciemos a imaginar el proyecto inicial, que consistía en un templo gótico tardío sencillo y desnudo, con sus muros limpios. Por eso mismo la luminosidad clara de la piedra solo se ve habitada por los escudos de la monarquía, cobijados bajo las alas del águila de San Juan.

El templo es una construcción sencilla, que consta de una única nave con dos capillas laterales. Nada más entrar nos encontraremos con la capilla de san Ildefonso, y a mano derecha, con la capilla de la Santa Cruz. Encima de la entrada existe un espacio reservado para el coro y un conjunto de bóvedas de crucería estrellada, que presentan diferentes decoraciones vegetales de madera dorada. Finalmente, al fondo vemos una nave, donde se encuentran los sepulcros, y el retablo mayor dividido por una impresionante reja. 

Además, como la reina ordenó, se construyó una buena sacristía con sus reliquias y joyas para el servicio de la capilla, por lo que encontraremos una sacristía convertida en museo con auténticas joyas, como la mismísima corona de la reina. Contiene además otras reliquias con mucha importancia histórica y una treintena de tablas de primitivos flamencos italianos e hispanos que hoy poseen un gran valor artístico.

En lo más alto de las paredes podemos apreciar un friso azul cuya letra gótica nos recuerda la personalidad de los fundadores, indicándonos lo siguiente: 

«Esta capilla mandaron edificar los muy católicos don Fernando y doña Isabel, rey y reina de las Españas, de Nápoles, Sicilia y Jerusalén. Estos conquistaron este reino de Granada y lo redujeron a nuestra fe y edificaron y dotaron las iglesias y monasterios y hospitales de él, y ganaron las islas de Canarias y las Indias y las ciudades de Orán, Trípoli, Bugía, y destruyeron la herejía y echaron a los moros y judíos de estos reinos y reformaron las religiones».

Como ya sabemos, Isabel quiso ser enterrada como franciscana en este templo, en el mismo suelo y cubierta por una única losa. Como veremos más adelante, esa sencillez se ha conservado en la cripta, que nos impresiona por su desnudez. Pero, como indicamos anteriormente, su marido Fernando no obedeció su última petición y ordenó que se construyese un mausoleo para ellos dos, hecho en mármol de Carrara. 

Ante ellos se continúa celebrando cada día la eucaristía por el eterno descanso de los reyes y de todos los que han dado su vida por España a lo largo de los siglos. 

Antes de acercarnos a los sepulcros, conviene observar la espectacular reja renacentista de hierro forjado y sobredorado, obra del artista Bartolomé de Jaén y realizada en el siglo XVI. En ella podemos encontrar el escudo de España con el águila de San Juan sostenida por unos leones. En la parte superior, además de los doce apóstoles, se representan escenas de los martirios de los santos Juanes san Juan Bautista y san Juan Evangelista, además de escenas de la pasión de Jesús.