1. INTRODUCCIÓN A LA CAPILLA REAL DE GRANADA

Bienvenidos a la Capilla Real de Granada, uno de los monumentos funerarios con mayor valor histórico y artístico de España, construido específicamente para albergar los cuerpos reales.

Aquí reposan los restos de los Reyes Católicos, de su hija doña Juana de Castilla, de su marido don Felipe y del nieto de los Reyes Católicos, don Miguel de la Paz. El infante Don Miguel iba a ser el heredero de los reinos de Castilla, Aragón, las Indias y Portugal, pero murió a la edad de dos años. Tras su muerte, el reino pasó a su primo Carlos, nieto también de los Reyes Católicos, conocido como Carlos I de España y V de Alemania, que terminó siendo emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y que guardó una vinculación muy estrecha con la ciudad de Granada y en especial con la Alhambra. 

Muchas ciudades castellanas podían haber sido elegidas para su reposo, pero la reina eligió Granada y escribió a Hernando de Talavera explicándole el motivo de su elección:

«Para mí Granada fue como una hija dada a luz en el dolor, final deseado y soñado de una empresa secular, cierre feliz de la llorada pérdida de España, hecho histórico contrapuesto en una línea de varios siglos de retrocesos territoriales en el Oriente cristiano y por ello cantado y celebrado con solemnidad y alegría en toda Europa. 

También fue la tierra nueva de donde partió la iniciativa descubridora que amplió en lo desconocido los sueños castellanos, y promesa de proyectos africanos al servicio de la evangelización. Granada, esa ciudad que tengo en más que a mi vida».

Y no solamente dejó claro su interés por ser enterrada en la ciudad de Granada, sino que antes de morir también quiso indicar sus últimos deseos sobre la sepultura y la forma de llevar a cabo el enterramiento:

«Quiero y mando que, si falleciere fuera de la ciudad de Granada, que luego sin detenimiento alguno lleven mi cuerpo entero como estuviere a la ciudad de Granada para que repose en la Capilla Real que yo he mandado hacer en la iglesia catedral de Santa María de la O de la ciudad de Granada, Capilla Real que, si no estuviere hecha al tiempo de mi fallecimiento, mando que se haga de mis bienes. Entre tanto debe mi cuerpo reposar en un monasterio franciscano de Granada. Pero quiero y mando que, si el rey mi señor eligiere sepultura en otra cualquier iglesia o monasterio de cualquier otra parte o lugar de estos mis reinos, en ese caso mi cuerpo sea allí trasladado y sepultado junto al cuerpo de su señoría. Para que el ayuntamiento que tuvimos viviendo y que nuestras ánimas, espero en la misericordia de Dios, tendrán en el cielo, lo tengan y lo representen nuestros cuerpos en el suelo».

Añadió también que «debía ser enterrada con el hábito del bienaventurado pobre san Francisco en una sepultura baja que no tenga bulto alguno, salvo una losa baja en el suelo, llana, con sus letras esculpidas en ella».

Llama la atención su petición austera y humilde para su enterramiento, siendo en esos momentos la gran reina de Europa. Ser enterrada con la sobriedad franciscana, limpia de joyas y en la sencillez y humildad más grande, en el mismo suelo, solamente identificada por una losa con su nombre, no se asemejaba en nada a los mausoleos de los reyes de la época.

Después del fallecimiento de la reina en 1504, sus restos descansaron en el convento de los franciscanos durante trece años, tal y como había pedido, ya que la capilla no se terminó hasta el 1517. Dicho convento se encontraba en la mismísima Alhambra y ahora es el parador de Granada. Todavía podemos encontrar la losa que indicaba dónde estaba enterrada a la reina Isabel. 

Un año después de su muerte, en 1505, comenzaron las obras de construcción de la Capilla Real bajo la dirección del arquitecto Enrique Egas y la supervisión del rey Fernando. El cuerpo de Isabel y también el de Fernando, que falleció  en 1516, fueron trasladados a la nueva Capilla Real en 1521. 

Pero el rey Fernando, no respetó totalmente la voluntad de la reina, ya que no permitió que sus cuerpos descansaran bajo una losa en el suelo, sino que mandó realizar un magnífico mausoleo que veremos más adelante. Lo que sí que ordenó en su testamento, aun habiéndose casado en segundas nupcias, fue ser enterrado con Isabel y permanecer hasta la posteridad con ella, tal y como la reina había pedido.

Esperamos que disfrutéis de la visita a la Capilla Real y poder ayudaros a entender su importancia histórica y artística.